Dear SJN Families and Friends,
And I, John, saw the holy city, new Jerusalem, coming down out of heaven from God, prepared as a bride adorned for her husband; and I heard a great voice from the throne saying, “Behold, the dwelling of God is with men. He will dwell with them, and they shall be his people, and God himself will be with them; he will wipe away every tear from their eyes, and death shall be no more, neither shall there be mourning nor crying nor pain any more, for the former things have passed away.” And he who sat upon the throne said, “Behold, I make all things new.” Also he said, “Write this, for these words are trustworthy and true.” And he said to me, “It is done! I am the Alpha and the Omega, the beginning and the end. To the thirsty I will give water without price from the fountain of the water of life. Revelation 21:2-6
When it came time to write this letter, I thought to myself, “I don’t have any idea what to say.” So I closed my eyes and immediately a line from Revelation came to mind: “Behold, I make all things new.” We will read that passage on the Fifth Sunday of Easter.
That line is what we celebrate at Easter – the beginning of the ‘making of all things new’ by Christ… In some ways we can see that He has already finished His great work, but in others it is not yet completed. His Sacrifice is sufficient and once for all as Hebrews tells us. Yet He will come again in glory and raise us all on the day of judgment, the last day.
Jesus came to make us new – to recreate all things. “To the thirsty I will give water without price from the fountain of the waster of life.” He is Himself the fountain and the water, offering us the grace of baptism, just as He is both the priest and the sacrifice who gives Himself to us in the Eucharist. He has humbled Himself, even to death, so that we might be raised up and brought to glory with Him. What else can we cry out, but Alleluia!
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Carta del párroco para la Pascua 2022
Y yo, Juan, vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo. Y oí una voz que aclamaba desde el trono: ‘Esta es la morada de Dios con los hombres; Él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y Él será Dios-con-ellos; él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo esto ha pasado. Y Él que estaba sentado en el trono dijo: ‘Ahora todo lo hago nuevo’. Luego me dijo: ‘Escribe, que estas palabras son ciertas y verdaderas.’ Y añadió: ‘Ya está hecho. Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed yo le daré de beber generosamente del manantial del agua de la vida. Apocalipsis 21:2-6
Y cuando me llegó el tiempo de escribir esta carta, me dije a mi mismo: “No tengo ni idea que decir”. Así que cerré mis ojos e inmediatamente una frase del libro del Apocalipsis vino a mi mente: “Ahora yo voy a hacer nuevas todas las cosas”. Leeremos este pasaje en el quinto Domingo de Pascua.
Esta frase es lo que celebramos en Pascua:El principio de “hacer todas las cosas nuevas” por Cristo. De alguna manera podemos ver que Él completó Su misión, pero aún quedan obras por completar. Su sacrificio es suficiente y permanente como nos dicen los Hebreos. Sin embargo, Él vendrá de nuevo en su gloria y nos resucitará a todos en el día del juicio, el último día.
Jesús vino a hacernos nuevos, a recrear todas las cosas. “Al sediento generosamente le daré de beber agua de la Fuente de Vida”. El mismo es la Fuente y el Agua, nos ofrece la gracia del bautismo y Él es a la vez el sacerdote y el sacrificio que se entrega a nosotros en la Eucaristía. Él se ha humillado a sí mismo, incluso hasta la muerte, para que podamos ser salvados y llevados a la gloria con Él. ¡Qué más podemos aclamar, sino Aleluya!